Entrevista a la lic. Dulce Rodríguez

Egresada de la carrera de Educación Conc. Matemátia-Física

Autora del libro “La Educación dominicana hoy: cambios y desafíos”, una compilación de reflexiones acerca de diversos temas relacionados a la educación dominicana.

Compartir

¿Cuál ha sido, desde su percepción, su mayor logro profesional?

Mi mayor logro ha sido poder servir desde tantas dimensiones a mi querida alma mater, y desde esas posiciones a tantos miles de estudiantes, que hoy son líderes de empresas, organizaciones, hospitales, forjadores de sus propios negocios. Por otro lado, impactar el proceso de enseñanza y aprendizaje de la Matemática a nivel preuniversitario, a través de investigaciones y de publicaciones de libros de textos de los que fui coautora con otros colegas, también, lo puedo exhibir como un logro importante en mi vida profesional.

¿Cuál es su motivación actualmente?

¿Mi motivación? Es interesante esa pregunta, en este momento en que me percibo bastante realizada en mi vida profesional y personal. Ahora me motivan mis canas, mis vivencias, y sobre todo, mis nietos. Ahora quiero compartir todo esto con esta generación que emerge y que obviamente necesita historias de vidas, referencias…

Al pensar en la PUCMM, ¿qué recuerdo especial le pasa por la mente?

La Universidad me rememora alegría, plenitud y a la vez, trabajo, luchas tesoneras, las cuales al final me generaron experiencias y sabiduría. ¿Un recuerdo especial? ¡Tengo muchos! La satisfacción de correr la primera inscripción en el Sistema Integrado de Servicios al Estudiante (SISE), un proyecto que lideré con entusiasmo en la búsqueda de automatizar procesos en la Universidad y brindarle mejor servicio a nuestros estudiantes; la inauguración del Edificio de Postgrado en Santo Domingo, que tanto había soñado con el Arq. Camarena y el propio monseñor; la reapertura de la carrera académica, después de más de 20 años, que permitió el ingreso y la movilidad de docenas de académicos y fue, a mi entender, un faro de esperanza y luz para la comunidad universitaria. En otro orden, también recuerdo con picardía cuando me pidieron ser comentarista de la presentación, en el país, del libro: ¡Basta de historias!, de Andrés Oppenheimer, y contrario a lo que el público y él mismo esperaban, fui muy crítica de sus planteamientos. Fue una noche muy polémica en un teatro repleto de público.

Sus logros en PUCMM son inmensurables, ¿qué considera que necesitan los egresados de la Universidad para destacar y ser exitosos en el ámbito laboral?

Trabajo, trabajo con mucho rigor, pero con pasión y compromiso; amor a lo que haces. He amado tanto la Universidad que cada graduación la he vivido como una fiesta o celebración familiar que me llena de energía y serotonina. Les digo a los jóvenes, abandonen lo que hacen, si ustedes no lo aman. Trabajar con una fuerte dosis de amor, te permite llegar lejos. También, me atrevería a decirte que, aunque tengas grandes sueños y proyectos ambiciosos, comienza modestamente para que obtengas pequeñas victorias que van generando confianza y credibilidad en tus superiores y en el entorno en general. Finalmente, agrego lo importante que es rodearte de un equipo que comparta tus metas y compromisos. El trabajo colaborativo produce sinergia y potencia los buenos resultados.

¿Qué desafíos tuvo que enfrentar como Vicerrectora académica de la PUCMM?

Trabajar directamente con monseñor fue el primer desafío. Sus expectativas siempre fueron altas respecto al desempeño de sus colaboradores, y te ponía a prueba todos los días. La juventud, fue el segundo. Llegué muy joven a la Vicerrectoría Académica, a dirigir equipos de profesionales muy acabados y de alto prestigio que, de pronto, te ponen a dudar y te preguntas: “¿lo estoy haciendo bien?, ¿estoy acertando?”. Dirigir el Campus de Santo Domingo fue también un gran reto. Tuve que vencer estereotipos, prejuicios, y, en verdad, la resistencia de muchos.

En este sentido, ¿cuáles considera usted que deben ser las prioridades de la Universidad?

La prioridad de la Universidad debe ser sus estudiantes: la calidad humana, ciudadana y profesional con que los formemos.

¿Cómo definiría usted una educación de calidad?

Entiendo que una educación de calidad es aquella que es capaz de proporcionar experiencias que permitan a los estudiantes construir los aprendizajes necesarios para vivir una vida digna.  Y esta “vida digna” la referimos a un concepto amplio que explican magistralmente los pensadores Nussbaum y Sen (este último Premio Nóbel de Economía). No es solo aprender para acumular riquezas, porque “tenemos personas con buena formación técnica tal vez, pero incapaces de criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes”.  Como mínimo, estos aprendizajes deben incluir el conocimiento de sí mismo y su autorregulación, competencia para interactuar con otros, la ciencia suficiente para comprender e interactuar con su entorno social y natural, curiosidad y habilidades para seguir aprendiendo por su cuenta, dominio de un oficio o una profesión y la capacidad para adoptar o construir una explicación satisfactoria del sentido de la vida. Justamente de esta concepción de educación de calidad, que personalmente siempre he abrazado, vienen mis contradicciones con el Sr. Oppenheimer. A las humanidades, les confiero una importancia de primer orden en una educación de calidad.

Tras haberse retirado de la Universidad, ¿qué retos enfrentó después de tantos años de trabajo en la PUCMM?

Justo después de mi retiro, me atrapó una situación de salud importante que puso a prueba mi fortaleza y resiliencia. Tuve que enfrentar mi nueva vida, acompañada de un gran enemigo, el cáncer. Gracias a Dios, a los excelentes médicos que me asistieron, a mi familia y a una comunidad extensa y solidaria de amigos, estoy superando esta etapa. Ahora, desde otra dimensión, más modesta, espero poder seguir sirviendo a mi Universidad y a otras instituciones sociales en las que participo como voluntaria. Ojalá que, desde mi humilde experiencia de vida, pueda también, seguir inspirando jóvenes.

¿Qué cosa la gente desconoce de Dulce Rodríguez que quisiera compartir con nuestros egresados?

Debo sonreír ante esta pregunta. Como soy tan “trabajólica” y he tenido una vida laboral larga e intensa, muchos no se imaginan mi otra pasión, mi hogar. Me gusta disfrutar mi casa y mantener un ambiente cálido, ordenado y hermoso para mi familia, amigos y para mí misma. ¡Hay que vivir en equilibrio!

Otras lecturas