Entrevista a la lic. Jesenia De Moya

Egresada de la carrera de Comunicación Social.

Periodista Multimedia, cubre las complejas experiencias transnacionales que enfrentan los latinos en la patria y en los EE. UU.

Compartir

¿Qué te motivó a estudiar comunicación?

La inspiración vino de la mano de mi profesor de secundaria Arturo Inoa, quien se detuvo un día para motivarme a llevar mis habilidades en la escritura y la expresión oral a espacios donde pudiera liderar, motivar y educar a mucha gente, como hacen algunos en los medios de comunicación. En ese entonces, quería ser educadora. Tras tomar el examen psicopedagógico en ese último año de secundaria, los resultados recalcaron el potencial que el profesor veía en mí: comunicación social fue la primera opción, seguido por periodismo y educación. Y así, entendí que debía dejarme llevar por los mensajes que recibía en aquel momento y me aventuré.

¿Cuál es tu definición de un buen periodista?

En estos 10 años de carrera periodística he aprendido que el buen periodista es como un camaleón: curioso con las realidades que conoce y las que no, valiente lo suficiente como para adentrarse en espacios desconocidos, pero, sobre todo, lo suficientemente detallista como para escuchar su entorno y adaptarse. El buen periodista presta atención con detalle a las cosas que importan a su alrededor, con tal de tratar de acercarse a la realidad de la gente y crear empatía como si fuera parte del colectivo. Al fin y al cabo, un buen periodista no puede hacer un buen trabajo si no depende de lo que le informa la gente.

¿Cómo llega Jesenia De Moya Correa a los Estados Unidos?

Mi historia de migración no es necesariamente una travesía. Nací en Washington Heights, en la ciudad de Nueva York. Mis padres decidieron regresar al país para criarme junto a mi hermano. Pasaron 18 años y decidí regresar a los Estados Unidos a estudiar una maestría y ejercer periodismo. Soy una dominicana nacida en el exterior, que migró de manera voluntaria hacia ambos países.

Cuéntanos un poco de tu trayecto académico y profesional tanto en República Dominicana como en los E.E.U.U.

Cursé la carrera de Comunicación Social en el campus Santiago de la PUCMM, donde logré liderar proyectos académicos, como el periódico digital de la escuela de Comunicación. Este trabajo me ayudó a entrar al programa de pasantía “Periodista por un Año” de Listín Diario. De igual manera, trabajé como periodista comunitaria para Radio Santa María, haciendo entrevistas para la radio. Inauguré el programa de periodismo bilingüe de la Escuela de Periodismo para Graduados de la CUNY, donde hice una concentración en temas de ciencia, salud y medio ambiente para las comunidades latinas en los Estados Unidos y América Latina.  Posteriormente, obtuve una beca de dos años con el periódico The Philadelphia Inquirer, la cual me llevó a conseguir una posición fija a tiempo completo, como la primera reportera designada a cubrir las comunidades latinas de Filadelfia para el periódico. En 2019 creé un sitio web en español para la gente de Filadelfia, llamado ‘El Inquirer’. Hoy día llevo cuatro años con la empresa.

¿Qué es lo que más te apasiona de ser periodista?

El proceso de recabar información, me siento en una dimensión paralela cuando dedico tiempo para leer, llamar, escuchar, hablar, analizar y comparar los datos e informaciones que la gente provee. Y cada vez siento querer más, porque aprender me llena mucho. Lo interesante es que este proceso de colección de datos me educa y me convierte en una persona que mueve informaciones en distintos sistemas, entornos y plataformas; me hace mediadora de conocimiento al conectar a otras personas con recursos y datos que, en ocasiones, no sabían que necesitaban.

Cuéntanos una anécdota jocosa que nos quieras compartir durante tus momentos de estudios en la Universidad.

En mi época de estudios en la PUCMM, no estaba habilitado el túnel estudiantil de la Autopista Duarte. Al viajar desde La Vega todos los días, solía quedarme en el tramo sur-norte más cercano a la entrada principal para cruzar al campus universitario. En una ocasión, debía llegar al campus para estudiar en grupo con algunos compañeros. Llevaba puesta una falda holgada a media pierna ese día, cuando crucé la pista, ondeaba como una bandera cuando veía la brisa venir. Mis compañeros de clase hicieron un momento memorable de aquel cruce de la autopista por lo “escandalosa” que fue la falda entre choferes y espectadores. ¡Tremenda vergüenza!

¿Qué entiendes que le hace falta al periodismo en nuestro país?

En un país donde la recolección de data pública y privada tiende a ser ineficiente y poco sistémica, donde algunos informes son difíciles de gestionar hasta por la vía legal, y donde la mayoría de las leyes que regulan el oficio de la comunicación y del periodismo data de las épocas del trujillato y balaguerismo, el periodismo que se ejerce es titánico y hasta milagroso.  Si algo quisiera ver más a menudo es un periodismo que vigile más de cerca a las instancias gubernamentales y las instituciones privadas fuera de la capital, donde se centre la narrativa en la gente de las comunidades y se exija transparencia en todos los sectores de las regiones del interior. Necesitamos más periodismo de soluciones, especialmente en los temas de salud y cambio climático, y periodismo en ciencias.

¿Cuál entiendes que ha sido tu mayor logro profesional?

Hay quienes dirían que mis mayores logros profesionales son el Premio Nacional de Periodismo Turístico Epifanio Lantigua de ADOMPRETUR (2013) y mi contribución al Paquete de Predicciones para la Industria Periodística Estadounidense del laboratorio de periodismo Nieman de la Universidad de Harvard (2022). Pero, yo me quedo con la madre soltera de Constanza, que recibió donaciones y asistencia social que mejoraron sus condiciones de vida por un artículo mío que relató cómo cuidaba a sus dos hijos adultos con una distrofia muscular degenerativa. Me quedo con los reportajes que pintaron las vicisitudes de los pacientes hemofílicos en nuestro país y cómo estos relatos llevaron a incluir los medicamentos de alto costo de estas personas en el programa de enfermedades protegidas en la República Dominicana.  Esos son algunos de mis logros, con unos que van más lejos que otros.

Como ambientalista, ¿cuáles retos consideras que se pueden enfrentar para lograr cumplir la agenda 2030?

Más allá de la responsabilidad individual, es la responsabilidad corporativa y el compromiso colaborativo y sistémico de los gobiernos del mundo lo que nos llevará a una vida menos desastrosa en el futuro cercano. En el caso de la República Dominicana, tenemos muchos ejemplos de turismo sostenible, uso de energías renovables, economías de convivencia entre la comunidad y la naturaleza, innovación industrial y producción responsable. Ahora solo hay que darlos a conocer y replicarlos a nivel nacional de una manera equitativa e inclusiva.

¿Qué consejo le darías a los jóvenes que se interesen como tú en estudiar la carrera de Comunicación?

A los jóvenes que aspiran a ser comunicadores, les invito a explorar las dimensiones de la carrera y todas las oportunidades que pudiera ofrecer un oficio tan dinámico como este. Y que cuando encuentren su llamado, construyan una razón de ser. Les invito a participar en programas de pasantías, a proponer proyectos a las escuelas y a los gerentes de los medios de comunicación para crear nuevas oportunidades de entrenamiento y empleo. Les invito a ser empáticos con sus públicos y comunidades, que fortalezcan sus vínculos con la gente, porque esta profesión no se trata de servirse, sino de servir a los demás.

Otras lecturas