Entrevista a la ing. María Elisa Arias Estrella

Egresada Ingeniería de Sistemas y Computación

Directora de TI PUCMM

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Cuéntanos un poco sobre ti, ¿cómo te definirías?

Me defino como una persona de orden y respeto, con grandes arraigos familiares, que disfruta aprender y socializar, muy entregada a lo que me comprometo y quien le da prioridad al “aquí y ahora”.  Me encanta viajar (cruzar océanos) y aprovechar al máximo la experiencia de interactuar en nuevos horizontes.

¿Por qué decidiste estudiar Ingeniería de Sistemas y Computación?

En primer lugar, me iba muy bien con los números y me atraía grandemente conocer más de todo lo que se ‘escondía’ dentro de un computador, no en el plano físico, sino en el lógico.  Me encantaba la lógica matemática y a la vez me apasionaba crear nuevas cosas.  Quizás no estaba muy consciente de los detalles que abarcaba la carrera, pero decidí estudiar una ingeniería, y la de Sistemas y Computación fue la que más me atrajo en ese momento.  No obstante, confieso que muchas personas coinciden en que soy una ingeniera industrial innata.

En la época en la que iniciaste tus estudios en Ingeniería era poco común que mujeres optaran por este tipo de carreras, ¿qué retos enfrentaste en ese sentido? 

Pero qué va…. No es que hace tanto tiempo, jajajajaja.  Realmente cuando inicié había un considerable número de mujeres en la carrera.  Recuerdo también un buen grupo en la promoción que iba delante de la mía.  Inclusive, en las materias de análisis y diseño de sistemas tuve a mujeres como docentes.

Honestamente, en la Universidad siempre he percibido un ambiente inclusivo en cuanto al género, desde mis inicios como estudiante.

Más que un reto, el estar ciertamente involucrada con muchos hombres, fue más bien para mí una oportunidad de demostrar que la mujer también podía, en ese momento, desempeñar un buen papel en las ingenierías y dar excelentes resultados.

Recuerdo que siempre estuve muy ligada a grupos de estudiantes de Ingeniería Industrial, en las materias afines entre las carreras (como la estadística, la investigación de operaciones, etc.), y fue para mí de mucho orgullo estar siempre compitiendo con los ‘cerebritos’ masculinos respecto a quién aprobaba con mejor calificación ciertas asignaturas claves que se consideraban el ‘cedazo’ en ambas carreras (industrial y sistemas).

Al concluir tus estudios, ¿cómo empieza tu carrera profesional?

Resultó que mi proyecto final de grado fue el desarrollo de un sistema de asignación de aulas para la Madre y Maestra, debido a una necesidad que presentaba la directora de Registro de ese momento, la licenciada Dulce Rodríguez.  Recuerdo mis visitas constantes a esa oficina para el levantamiento de información y la amistad que a partir de ahí se forjó entre nosotras.   

Siendo una realidad el desarrollo del sistema para la Universidad, realicé mi pasantía en el antiguo ‘Centro de Cómputos’ de la institución.  Al concluirse este proceso, y mientras buscaba trabajo definitivo en ocasión a que ya me graduaba, fui contratada por la Madre y Maestra para trabajar en el área de desarrollo de software.  Desde ahí, inició un largo camino que todavía sigue definiendo su curso.

¿Cómo aportó el Postgrado que realizaste en Ingeniería de Software a tu carrera?

El Postgrado fue una experiencia muy bonita que, aunque breve (pues solo duró un año y cuatro meses), ha sido una de las cohortes de estudios realizados en la que he permanecido conectada a lo largo de los años.

Recuerdo que desde entonces ya empezábamos a hablar de temas de hoy, como la Inteligencia Artificial, asignatura para la cual, casualmente, tuvimos a una mujer como maestra.

¿Qué te motivó a realizar Maestrías en Gerencia Financiera y Dirección de Proyectos?

Tú sabes que hay oportunidades que deben aprovecharse (son calvas y hay que tomarlas por el pelo).  Siendo completamente honesta, cuando estudié la Maestría en Gerencia Financiera yo había reingresado a trabajar a la Universidad, luego de una salida por cuatro años para colaborar en el sector de zona franca.  En mi recontratación, parte del paquete laboral que me ofrecieron para que valorara mi retorno fue ofrecerme la oportunidad de la exoneración de estudios a nivel de postgrado.  Entre las ofertas que había en el momento, la Maestría en Gerencia Financiera fue mi elección.

Más adelante, y ya por un interés de seguir capacitándome apropiadamente en la gestión de proyectos de desarrollo de software, al presentarse la apertura de la Maestría en Dirección de Proyectos, solicité la colaboración para cursarla. Recuerdo que mi mayor expectativa con esa maestría era encontrar la fórmula ‘secreta’ para lograr que un proyecto de desarrollo de software tuviera una estimación certera de tiempo y recursos.  Definitivamente aprendí mucho y fue una magnífica experiencia, sobre todo para darme cuenta que los proyectos de desarrollo de software no tienen nada que ver con los proyectos estructurados que pueden seguir una clara línea de tiempo ni que se gestionan a través de métodos tradicionales en cascada.

Cuéntanos acerca de tu experiencia impartiendo docencia en la PUCMM.

Ay, ay, ay… Ahí hay mucho de qué hablar, pero trataré de resumir. Mi primera experiencia fue demasiado joven. Lo que más recuerdo es que en el verano en que asistí a mi acto de graduación, en el desfile de las autoridades académicas, desfilaba delante de mí una profesora de inglés a quien ¡yo le estaba dando clases! Esos primeros grupos me dieron muchos alumnos que eran mayores que yo y otros de edad similar, quienes más adelante me hacían sonrojar cuando al encontrarnos en la calle me decían ‘prooofeeee’.

Algunos grupos de las áreas de Administración y Mercadeo resultaron ser clases bastante pobladas que exigían mucho de mi tiempo durante los fines de semana. En esa primera experiencia llegué a ser docente de los departamentos de Secretariado Ejecutivo Bilingüe (que por cierto era la carrera que mi madre quería que yo estudiara), Administración de Empresas, Mercadeo e Ingeniería Industrial. Para hacer un trabajo bien hecho había que dedicarle el tiempo que ameritaba y decidí suspender la práctica docente.  Más adelante, luego de terminar mi Maestría en Gestión de Proyectos, fui conquistada nuevamente por el departamento de Ingeniería Industrial para impartir una asignatura relacionada a la administración de proyectos. Fue para mí una maravillosa experiencia de vida actualizada, al interactuar con jóvenes talentosos, inquietos, versátiles y ocurrentes. La verdad es que disfrutaba mucho esas sesiones de clases. Lo más interesante era estar en el aula. Ya el trabajo fuera de esta era lo que volvía a hacerse complicado.

Participaste por muchos años en las actividades desarrolladas por la Pastoral Juvenil Universitaria, desde tu perspectiva, ¿cómo esto contribuye al crecimiento personal y profesional de los estudiantes y egresados de la Madre y Maestra?

La Pastoral Juvenil Universitaria (PJU) es toda una subliminal experiencia de vida. Quien pasa por la Universidad y no ha pasado por la PJU debería doblar en U en la próxima oportunidad.  Es tan así, que lo difícil es desprenderse de la pastoral al terminar la carrera universitaria.

Definitivamente, lo que hoy en día se conoce como ‘soft skills’ o ‘habilidades blandas’ son tan importantes como el conocimiento adquirido en estudios formales; y estas destrezas que se desarrollan y potencian en una experiencia de pastoral son fuente segura de crecimiento, tanto personal como profesional, para todo el que vive la experiencia.

Has tenido un largo trayecto profesional, ejerciendo cargos administrativos y docentes; además de esto, eres madre, lo cual es una labor de gran demanda. Háblanos sobre qué ha significado para ti ser una madre profesional.

Bueno, la balanza es compleja llevarla, pero hay que lograrlo, pues el reto grande es asumir muy bien todos los roles simultáneamente.  Para mí ha sido una experiencia de trabajo arduo y, a la vez, de ejemplo para mis hijos, demostrando que todo se puede lograr con entrega y pasión, teniendo un lugar para cada cosa y poniendo cada cosa en su lugar.

Algunas madres deciden tomar una pausa en su carrera profesional para dedicarse a la crianza de sus hijos, ¿qué consejos le darías a aquellas que desean retornar al mundo laboral después de largo tiempo? 

El consejo me gustaría darlo antes de tomar esa pausa. Hay situaciones de vida en las que una madre tiene el respaldo para poder hacerla, desconociendo hasta cuándo es ni cómo continuará la historia después. Ahora bien, para aquellas madres que tienen una gran dependencia económica en su trabajo profesional, mi recomendación es que no se desliguen por completo del mundo laboral, pues cada vez los cambios son más rápidos y más drásticos, lo que lleva a una rápida obsolescencia profesional, que más adelante resulta irreversible.  Una pausa en la carrera profesional debe tomarse solo con la conciencia de que, al momento de cesar la pausa, es necesario reinventarse, actualizarse, optar probablemente por otro oficio o ejercicio profesional y reiniciar un nuevo camino.

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