Entrevista a Rawill de Jesús Guzmán

Egresado de la carrera de Derecho.

Letrado en el Tribunal Constitucional de la República Dominicana

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¿Cómo describiría a Rawill Guzmán?

La forma más sencilla de describirme es que soy orgullosamente, indiscutiblemente y apasionadamente cibaeño. Si bien podría usar adjetivos para demostrar aptitudes que autopercibo o que otras personas han notado en mí, o acudir a mi currículo académico y profesional, creo que definirme como cibaeño conecta con la parte más esencial de mí mismo: mi origen. Sin ningún ánimo de menospreciar otros lugares, haber nacido en Moca, y haber estudiado bachillerato y universidad en Santiago, son dos hechos que construyeron gran parte de la persona que soy, sobre todo en dos aspectos: sentido de pertenencia y deseo de progresar. En resumen, se trata de crecer haciendo crecer a otros, pues el progreso no es algo solo individual, sino también colectivo.

¿Por qué eligió Derecho como carrera profesional?

Siempre he sentido una pasión por el orden. Creo que el orden nos permite alcanzar nuestras metas como personas y como sociedad de una manera más sencilla y organizada. Eso precisamente es lo que busca el derecho: crear normas que definan las reglas de juego de nuestra sociedad. Ahora bien, eso no lo veo desde el punto de vista de seguir el orden simplemente por seguirlo, sino que todo tiene que estar organizado desde un sentido de justicia, dignidad e igualdad; ese es uno de los roles de nuestra Constitución: que todas las leyes partan de la idea de que los dominicanos y dominicanas somos igualmente dignos, y me encanta trabajar todos los días con ese objetivo por el cual escogí en un primer momento esta carrera.

¿Cómo inicia su trayectoria laboral?

Al final de mi carrera universitaria tuve la gran oportunidad de participar del Programa para el Fortalecimiento de la Función Pública en América Latina de la Fundación Botín, una formación académica intensiva en España y Brasil. En esta experiencia entendí que deseaba que mi trabajo me hiciera sentir pleno y que, al mismo tiempo, fuera de alguna utilidad social. Este programa exigía una pasantía de tres meses en alguna institución del sector público, lo que me animó a aplicar al Tribunal Constitucional a tales fines. El Mdgo. Hermógenes Acosta me abrió las puertas de su despacho en ese órgano extrapoder y se encargó de ser, simultáneamente, jefe y profesor de derecho procesal constitucional. De hecho, nuestra experiencia fue tan agradable que con esa pasantía logré ser fijado en la posición de asistente y me integré formalmente a la familia constitucional.

Siendo un letrado del Tribunal Constitucional, ¿cuáles son sus principales funciones dentro de este órgano?

La labor de los letrados podría resumirse en ser consultores jurídicos de los magistrados constitucionales, prestando su asistencia para la toma de las mejores decisiones posibles en beneficio de nuestro Estado. De manera concreta, nos encargamos de: 1) preparar los anteproyectos de sentencia después de haber estudiado los expedientes, en igual sentido, tenemos el deber de revisar los proyectos de sentencia de nuestros compañeros y de otros despachos para presentarles las sugerencias oportunas; 2) hacer investigaciones sobre derecho constitucional, tanto para fines jurisdiccionales (debates de los magistrados) como para fines académicos (colaboraciones para publicaciones del Centro de Estudios Constitucionales); y 3) participar de la difusión de la Constitución, lo cual va desde impartir cursos a nombre del tribunal hasta participar de sus programas de televisión y radio.

¿Cómo surge y cuál es el propósito de PUCMM Debate?

Antes de entrar a la universidad practiqué debate competitivo con la asociación Dominicana Debate, dirigida por la argentina Mirta Aguirre, quien me hizo sentir un fuerte amor por esa práctica. Una vez inicié la universidad, junto con compañeras de la Escuela de Derecho participamos en varios torneos interuniversitarios. Al ver la constancia de estas participaciones, el entonces Decano de Estudiantes, Eduardo Reinoso, nos invitó y dio su ayuda para que consolidáramos esta idea. Así, con un grupo reducido, pero muy animado de alrededor de diez estudiantes (dentro de los cuales estaban mis queridos compañeros Juslivy Peña, Karla Pinales y Pedro Balbuena, entre otros igual de valiosos) comenzamos a llenar las aulas de la universidad con más debate, que es precisamente el propósito de esta asociación estudiantil.

Menciónenos algún recuerdo especial de su vida universitaria.

Mi recuerdo más especial de la universidad fue su final: mi graduación. Fue un día con muchos sentimientos encontrados, pues acabar una etapa tan importante me trajo mucha felicidad, pero también mucha expectativa sobre los pasos a seguir. Ese día tuve uno de los honores más grandes de mi vida: dar el discurso en nombre de los graduandos. Concentré mis palabras en “verdad, ciencia y amor”, uniendo el lema universitario con el sentimiento más puro y necesario de todos. Si bien yo era el orador, sentía que las palabras que pronunciaba eran más de mis compañeros que mías, pues de ellos aprendí tanto como de la experiencia académica propiamente dicha.

¿Cuál o cuáles personas son las que más han influido en su vida y por qué?

Sin lugar a dudas mis padres, Raquel Rosario y William Guzmán. Desde antes de mi nacimiento son quienes me han apoyado en todas mis etapas y versiones. Como una vez les dije a ellos mismos: no niego que su amor es uno difícil de recibir, pues a veces no encuentro razones para merecer algo tan grande. Tampoco niego que es una bendición enorme: que mi vida sea impulsada tanto por unas personas diferentes a mí y que, en algunos casos, me quieren más que yo a mí mismo.

¿Ha considerado qué dirección le gustaría tomar en su carrera profesional?

Actualmente estoy en mis dos lugares preferidos: la jurisdicción constitucional y la academia. Me gustaría poder seguir contribuyendo desde estos espacios desde una posición más preparada. Por eso estoy motivado a aplicar a un doctorado en derecho (probablemente en Estados Unidos, por la grata experiencia de posgrado que tuve en la Universidad de Georgetown) que me permita retarme más y me haga capaz de ser un jurista con mayor precisión en sus análisis, decisiones y lecciones.

¿Algún proyecto o pasatiempo en el que esté interesado en desarrollar?

Ir más seguido al estadio, preferiblemente al Estadio Cibao. Ya adelanté que soy cibaeño, y una de las mejores maneras de ejercerlo es apoyando a las Águilas (cualquiera que sea su lugar en la tabla de posiciones). Soy un fanático que siempre está al tanto de cada victoria o derrota, por lo que me encantaría ir más seguido a apoyar a mi equipo. Todos necesitamos esos espacios de desconexión, en los cuales dejamos descansar un poco el intelecto y dejamos fluir más la pasión.

¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido en su vida?

Consistencia consciente; así me gusta llamarla. Por un lado, la consistencia ha sido la clave para los proyectos más importantes de mi vida, pues enfrentar una gran tarea implica poder ser capaz de fraccionarla. Eso me pasó con un libro que terminé de escribir y que saldrá en los próximos meses con el apoyo del Centro de Estudios Constitucionales, debido a que solo siendo constante (especialmente los días que estaba más cansado) fue posible hacer la investigación que me propuse. Por otro lado, la consciencia es igual de importante; una cosa es avanzar mucho y otra es avanzar lo suficiente sin hacerle daño a nuestra salud mental. A fin de cuentas, el punto es crecer integralmente, no solo acumular logros.

Letrado en el Tribunal Constitucional de la República Dominicana

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