Hace aproximadamente 17 años que se graduó de Ingeniería de Sistemas y Computación en nuestra alma mater donde, entre otros roles, fue coordinador de la Pastoral Juvenil Universitaria y miembro del Grupo de Teatro, ¿de qué manera pudo combinar sus responsabilidades académicas con actividades extracurriculares y cómo describe la experiencia?
Combinar las actividades extracurriculares en el Grupo de Teatro y la Pastoral Juvenil Universitaria con mis responsabilidades académicas requirió una gestión eficiente de mi tiempo. Me levantaba temprano para comenzar con las tareas, prestaba mucha atención en clase, y me esforzaba por dejar las tardes libres para asistir a los ensayos de teatro o las reuniones de la Pastoral. Los días en los que se mezclaban las tareas del trabajo académico, un proyecto final, una presentación teatral o una reunión crítica de la Pastoral representaban un desafío mayor, pero me enseñaron a priorizar y a organizar mi agenda. Al final, me gradué Magna Cum Laude.
Durante los ensayos de teatro, aprovechaba cualquier receso para revisar mis apuntes o repasar para los exámenes, y siempre tenía a la mano cuaderno y lápiz para avanzar con alguna asignación. En las actividades de la PJU, mientras pintábamos carteles o preparábamos un baile (y agradezco la paciencia infinita que mis hermanos y hermanas tuvieron con mis escasos talentos para la danza), encontraba momentos para conectar mi computadora, sin interrumpir el flujo de trabajo, y continuar con el desarrollo del software que debía entregar pronto.
Estas actividades no solo me permitieron balancear el estudio y la vida social, sino que también me ayudaron a desarrollar habilidades complementarias a mi formación técnica. La gestión de equipos en la coordinación de los campamentos de Verano y Veteranos en la Pastoral me enseñó la importancia de la organización y el liderazgo. Además, la oportunidad de comunicarme de manera efectiva, desarrollar creatividad y sensibilizarme artísticamente a través del teatro, especialmente en los ensayos para el Marzo Teatral que se extendían hasta altas horas de la noche, me permitió valorar desde otro punto de vista, mi experiencia estudiantil.
En el aspecto humano, pertenecer a estos grupos me brindó un sentido profundo de satisfacción personal y pertenencia a la comunidad universitaria. Tuve la oportunidad de representar a mi alma mater a nivel nacional en concursos teatrales y en puestas en escena de obras como Petición de mano de Antón Chéjov, Tartufo de Molière, Bodas de sangre de Federico García Lorca y Antígona de Jean Anouilh, esta última presentada en el Gran Teatro del Cibao. También llevamos nuestras obras a escuelas y comunidades de la región, lo que me permitió compartir la cultura y el arte con otros.
La gestión de equipos en la coordinación de los campamentos de Verano y Veteranos en la Pastoral me enseñó la importancia de la organización y el liderazgo.
Actualmente es investigador y docente universitario en el extranjero, continuando así el desarrollo en su área de formación, ¿en qué consiste su labor como educador y cuáles han sido los aprendizajes más valiosos que le ha reportado?
Como educador, mi filosofía y práctica se centran en crear un entorno donde los estudiantes puedan convertirse en científicos competentes, informados y responsables. Impulsado por mi compromiso con la pedagogía progresista, mis cursos les proveen a los estudiantes oportunidades para que adquieran conocimientos rigurosos y refinen sus habilidades a partir del contacto directo con la experiencia. Además, reflejan la diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad, que los alumnos merecen, concienciándolos sobre cómo el poder computacional puede emplearse para mejorar la condición humana.
Mi investigación se centra en el estudio y la aplicación de la computación paralela para abordar varios problemas en Ciencias de la Computación, como la compresión de datos masivos, la aceleración de cálculos y el diseño y análisis de algoritmos paralelos y distribuidos en bioinformática. También exploro aspectos de la educación en computación paralela y el desarrollo de programas universitarios que integran los avances tecnológicos más recientes en esta área. He presentado mi trabajo en conferencias internacionales de la IEEE en Finlandia e India, y en diferentes ciudades de los Estados Unidos como San Francisco y Kansas City, además de contar con publicaciones en revistas profesionales de la computación.
¿Podría decirnos cómo impacta la vida de los estudiantes y la sociedad el trabajo que realiza desde las aulas?
El impacto de mi trabajo sobre los estudiantes se alcanza por medio de la preparación que les facilito para enfrentar los retos del futuro, lo cual fomenta en ellos la adaptabilidad y el aprendizaje continuo. Mi trabajo en el aula no solo les capacita para enfrentar con confianza los desafíos laborales, sino que también les enseña a aplicar sus habilidades de manera ética y responsable, considerando las consecuencias sociales de las soluciones tecnológicas que ellos desarrollen. Actualmente, algunos de mis exestudiantes trabajan para compañías como Microsoft, Amazon, IBM y Google, o desarrollan sus propias empresas. Otros deciden continuar estudios graduados. Me enorgullece que lleven esta mentalidad de justicia social y trabajo arduo a todos los espacios que influyan en el desarrollo de nuestra sociedad. Sin embargo, como dominicano, no dejo de soñar con algún día regresar a mi país y que sean nuestros estudiantes quienes reciban el impacto de mi labor como profesor e investigador.
Dentro de sus memorias de la vida universitaria en la PUCMM, ¿hay alguna especial que quiera compartir con nosotros?
La memoria que no puedo dejar escapar es de uno de los profesores más influyentes en mi vida estudiantil, Felipe Núñez, en la clase de Sistemas Operativos. Él había apostado a manera de broma con sus alumnos que, si alguien le traía a Fefita la Grande, el examen final sería bien fácil. Poco sabía él lo diligente que éramos cuando se trataba de aprobar sus exámenes. Un día, uno de mis compañeros llegó con ella de brazos al salón. El profesor Núñez, boquiabierto, sonrojado, viendo frente a él a Fefita la Grande repartiendo abrazos a toda la clase, es algo que nunca olvidaré. Aquel día aprendí que enseñar se trata de crear un ambiente donde todos nos sintamos cómodos de reír y compartir humanamente con nuestros profesores. Y sí, el examen final fue mucho más fácil de lo esperado.
¿Qué ha significado en su vida personal y profesional haber estudiado en la PUCMM?
La PUCMM fue un espacio donde no solo adquirí conocimientos académicos, sino también donde forjé relaciones humanas y valores que han marcado mi vida. Es un orgullo inmenso haber tenido el privilegio de explorar y continuar descubriendo los caminos de verdad y ciencia, como dice el Canto a la Universidad. A lo largo de los años, también puedo decir que he conservado las amistades más hermosas. Aunque ahora vivo en el extranjero, la “juntadera” sigue siendo ritual imperativo cuando visito el país o nos encontramos en algún lugar de la diáspora. Con estas personas viví momentos de alegría, emoción, dolor, tragedia y triunfos. Juntos, compartimos la satisfacción de un trabajo bien hecho. Sobre todo, en una etapa tan formativa como la universitaria, conocer a individuos tan diversos, con capacidades únicas y actitudes excepcionales, me inspiró a dar siempre lo mejor y a continuar cultivando el apoyo fraterno que viví durante mi época en la PUCMM.
Un mensaje para los recién graduados que experimentan incertidumbre en lo concerniente a la inserción laboral y a su futuro profesional.
Recuerden que el camino hacia el éxito no es inmediato y no siempre está claro. La perseverancia, la resiliencia y el deseo de seguir aprendiendo son claves para superar las dificultades y avanzar hacia el futuro que desean. Confíen en ustedes mismos y en el impacto que pueden generar en el mundo. Ábranse camino cuando no exista, solos o en comunidad, para presentarle al país iniciativas novedosas y significativas que demuestren que su talento debe ser reconocido, valorado y bien remunerado. Atesoren este dicho de Don Bosco: “Nunca dejemos escapar la ocasión que se nos presenta para hacer el bien”.