La constitución como asignatura

Hace unos días la Constitución dominicana cumplió 179 años de vida. Una vida que comenzó con un traje a la medida de otro modelo y otras fuentes de inspiración, pero que buscaba consolidar la vida política de un Estado recién nacido.

Esa acta legal  de nacimiento que constituyó  la Constitución del 1844 tuvo desde el primer momento consagrado la impunidad a los actos de la administración pública, comenzando por el poder ejecutivo, con Pedro Santana a la cabeza.  Desde ese mismo momento, el divorcio entre los intereses del pueblo y los detentadores del poder estaban marcados.

Durante varios años el Tribunal Constitucional dominicano ha realizado Congresos Internacionales sobre derecho constitucional, celebrados en la ciudad de Santo Domingo y actualmente se realizó en la ciudad de Santiago la Primera Jornada Constitucional Ulises Francisco Espaillat, con su sede en la Pontificia Universidad Católica Madre Y Maestra (PUCMM). Durante todos esos Congresos y Jornadas, el presidente del Tribunal Constitucional, el magistrado Milton Ray Guevara, ha motivado e informado a la audiencia presente sobre las conversaciones y trabajos que durante todos estos años ha tenido y realizado con las altas autoridades e instancias del país para llevar a cabo la introducción del estudio de la Constitución en el programa escolar.

Durante todo este tiempo hemos esperado con ilusión las promesas que los diferentes gobiernos han realizado sobre este tema. Nos quedamos con la ilusión de lo que pasaría en caso de que se lograse llevar la Constitución al curriculum escolar. La ciudadanía dominicana crecería inmensamente en cuanto a reconocer cuáles son sus derechos y deberes fundamentales.  Igualmente, cuáles son sus garantías constitucionales.

Si eso ocurriese estaríamos hablando de ciudadanos y ciudadanas empoderadas.  Sujetos de derechos activos a nivel de conocimiento y de hechos.

Si la Constitución fuese una asignatura desde el preescolar la ciudadanía tendría un arma poderosa que le ayudaría a combatir la arbitrariedad del poder, el abuso del poder y la impunidad de esos abusos  a que ha sido sometida por siglos.

La administración pública en sentido general tendría guerreros y guerreras combatientes de la corrupción administrativa, con conocimiento de causa y sin tener que rendirse ante el clientelismo que genera dicha corrupción.

En mi práctica docente universitaria, precisamente de la asignatura de Derecho Constitucional, he visto por espacio de 18 años, la desconexión de la población estudiantil con la Constitución Dominicana.  Llegan al aula con un conocimiento absolutamente nulo de la Constitución, apenas saben y recuerdan que el 6 de noviembre de cada año se conmemora la redacción y promulgación de la primera Constitución Dominicana, luego no saben más nada.  A veces, no les interesa ni están motivados en saber más nada.

El pueblo dominicano ha estado divorciado, alejado de su Constitución, pero no ha sido por razones del azar, ha sido precisamente por esa historia gubernamental, Estatal, de gobiernos autoritarios, totalitarios, de clases conservadoras que han desacreditado la Constitución, cambiándola a su antojo para sus beneficios e intereses propios o denigrándola, como un simple pedazo de papel.

Han irrespetado el texto que en otros sistemas jurídicos ha sido y es considerado como un texto sagrado, viviente.  Un texto que acompaña a sus ciudadanos y ciudadanas porque consagra sus derechos fundamentales y porque los garantiza y protege.

Entonces, sería una indemnización histórica lo que se haría con el pueblo dominicano al establecer la Constitución como una asignatura .  Sería como devolverle la dignidad al propio texto constitucional, entre otras cosas.

Han pasado los años como dice una canción y seguimos esperando que se cumplan las promesas. Esperando que esa honorable gestión realizada por el Tribunal Constitucional en procura de darle a la Constitución la importancia y el valor que como columna vertebral del ordenamiento jurídico tiene, sea una realidad.

Que se establezca de una vez y por todas la Constitución Dominicana como una asignatura desde el preescolar, así tendríamos ciudadanos y ciudadanos empoderados, enamorados de su Constitución y sobre todo ciudadanos y ciudadanas que a través de su valorización aprenderían a respetarla, amarla y a defenderla.

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