Maternidad y Salud Mental

por la Dra. Laura Pou Ottenwalder
Doctora en Medicina (PUCMM, 2007), especialista en Salud Mental infanto-juvenil y adultos, y en Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Cuando hablamos de maternidad, usualmente nos enfocamos en lo que es la etapa del embarazo, la alimentación de la futura madre y otros hábitos de higiene corporal que usualmente preocupan para que los resultados sean una madre y un bebe sanos. 

Sin embargo, no solo la salud física de la madre debe ser lo que nos preocupe, y no solo la etapa de embarazo y puerperio deben inquietarnos, pues la maternidad no termina ahí; podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que apenas es el inicio de un largo camino. 

Durante el embarazo, debemos señalar que el cuidado de la salud mental es de suma importancia y que es necesario estar atentos, tanto los familiares de la embarazada como sus médicos, de que su psiquis esté correctamente cuidada. En caso contrario, no dudar de referir a los profesionales correspondientes para tratar de manera adecuada. 

Son varios los casos de depresión durante el embarazo, depresión y psicosis postparto que no han sido tratados, permanecen en el tiempo y han tenido desenlaces fatales. Es por esto que, la intervención a tiempo de los profesionales de la salud mental es indispensable. Hay muchas líneas de tratamientos tanto psicoterapéuticos como con psicofármacos, que han sido probados como beneficiosos y seguros para esta etapa de la vida. 

Se debe diferenciar la depresión postparto de la tristeza postparto o baby blues, que se caracteriza por sentimientos de tristeza y fatiga que experimentan muchas mujeres luego del parto, por el cansancio causado por el constante cuidado y atención que requiere el bebé durante sus primeras semanas de nacido, la falta de sueño y descanso, el cambio en el patrón horario y la depleción hormonal que se produce en el desembarazo. Esta tristeza desaparece por sí sola, y aunque pudiera necesitar un seguimiento de los síntomas, no requiere tratamiento. 

La depresión, en términos generales, se identifica por: 

  1. Un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, todos los días (tristeza, sensación de vacío, pérdida de la esperanza). 

  2. Disminución del interés o el placer de la mayoría de las actividades. Esto sucede en la mayor parte del día, casi todos los días. 

  3. Pérdida o aumento importante de peso o del apetito. 

  4. Hipersomnia (dormir mucho) o insomnio (dificultad para conciliar o mantener el sueño). 

  5. Aumento o lentitud en los movimientos. 

  6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días. 

  7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva casi todos los días. 

  8. Disminución para la capacidad de pensar, de concentrarse o para tomar decisiones casi todos los días. 

  9. Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas con o sin un plan para llevar a cabo o intento de suicidio.

Por lo menos 5 de los síntomas anteriores han estado presentes por al menos 2 semanas. También se presenta deterioro en lo social, laboral y otras áreas importantes para el funcionamiento, y no se debe a otra afección médica. 

El especificador de postparto aparece cuando los síntomas se presentan durante el embarazo o desde las 4 semanas hasta un año después del parto. Según las estadísticas, el 50% de las depresiones postparto empiezan antes del parto, en realidad. Por esta razón, también son denominados periparto. Este tipo de pacientes también pueden tener frecuentemente ansiedad y ataques de pánico durante el parto, los cuales han sido relacionados en numerosos estudios con episodios de depresión mayor después del parto. 

Estos episodios pueden presentar características psicóticas, que se han asociado a infanticidios, pues pueden presentar alucinaciones que ordenan a matar al niño. Según las estadísticas, estos episodios con características psicóticas se producen en 1 de cada 500 o 1000 partos y pueden ser más frecuentes en primerizas. Estos episodios se presentan con mayor riesgo en pacientes con antecedentes de depresión postparto anteriores, con un diagnóstico de depresión mayor o trastorno bipolar previo al embarazo, o con una historia familiar de trastorno bipolar. 

Cuando una paciente ha tenido una depresión postparto con características psicóticas, el riesgo a que se repita en un próximo embarazo es del 30 al 50%. 

El tratamiento debe ser llevado por un psiquiatra, ya que la depresión postparto debe ser tratada con psicofármacos, con un seguimiento muy cercano, ya que la respuesta no siempre es la esperada, y a veces se debe recurrir a terapia electroconvulsiva, en el caso de que lo amerite. También, como médicos, debemos tomar en cuenta si la madre está lactando, para que no exista una interferencia causada por el tratamiento, ya que existen fármacos que se pueden utilizar de manera específica y segura. 

Lo más importante que debe tener esta madre es el apoyo de su pareja y familiares, saber que esto no es algo voluntario ni prevenible, que puede afectar a cualquiera independientemente de su edad, raza, o situación económica, como todas las entidades mentales, y debe brindarse el apoyo emocional, físico y profesional para que, tanto la mamá como el bebé, salgan de este episodio sin mayores consecuencias. 

Luego de la etapa de embarazo y postparto, las mujeres seguimos lidiando con lo que es la crianza. Y es que, aunque seamos profesionales y trabajemos fuera de casa, es muy común que, en nuestro país, por cuestiones culturales, siga recayendo sobre las madres. Es por esto que, es muy común recibir en la consulta, mujeres cansadas, con problemas de sueño y altos niveles de ansiedad. Muchas veces, la llegada a la consulta ocurre a través de los hijos, que están teniendo problemas conductuales en las escuelas, producto de lo que se vive en casa. Muchas veces nos olvidamos que nuestros hijos, aun si no logran entender de manera concisa lo que está pasando, son un reflejo de nuestra conducta como padres. Es importante, por esto, que ambas partes se involucren en la crianza y los quehaceres del hogar, e involucren a sus hijos en las tareas que sean adecuadas para sus edades, de manera que, haya un equilibrio adecuado, y que la salud mental de ningún miembro de la familia se pueda ver afectada por una sobrecarga. 

Encargarnos de nuestra salud mental como madres es un trabajo constante y que no termina. Siempre recalco mucho a las madres de mis pacientes que su salud mental depende de la de ellas, pues no podemos brindar ese ambiente propicio y sano a nuestros hijos si no nos cuidamos nosotras primero.

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